martes, septiembre 11, 2012

Irlanda, día 11

Y llegó el final, lo que suele ocurrir con cualquier historia por muy buena que sea ésta, como ha sido en nuestro caso y este viaje que nos hemos regalado a nosotros mismos. Hoy hemos hecho un poco de turismo por Dublín, ciudad que ya conocíamos de otra ocasión. Paseos y últimas compras por O'Connell St. y por Grafton, la calle comercial por excelencia de la ciudad, muy divertida por las actuaciones de los músicos callejeros, en algunos casos muy talentosos. Aquí empezó mi 'cousin' Glen Hansard, el líder de los Frames e integrante de The Swell Season, junto a Marketa Irglova -la pareja protagonista de 'Once'-.

Nos hemos gastado una fortuna en discos y libros, pero hay que aprovechar la ocasión. Me hubiera llevado una veintena de Cds y libros de música que he visto aquí  y que no venden en España, pero no se puede tener todo: la próxima vez será.







Un chocolate en Bewley's, en Grafton St., muy cerca de la famosa estatua de Molly Malone, quizá la tendera más fotografiada de Dublín, y una vuelta por los alrededores de la National Gallery, que ya visitamos la otra vez. Hemos aprovechado para ver de nuevo a nuestro amigo Oscar, que sigue igual que siempre, con su sonrisa picarona.

Y como no, la pinta de Guinness para despedirnos de Irlanda como es debido. 

La catedral de San Patricio, tan hermosa y espectacular, como la última vez que la vimos.

Molidos, cansados y felices, acabamos nuestro periplo irlandés. Este es, sin duda, un gran país, de gentes amables, acogedoras y, sobre todo, bondadosas. De su belleza cultural y natural ya he hablado suficientemente aquí. De verdad, increíble.



Ahora nos queda el otro viaje, el interior. Pero ese viaje ha de hacerse poco a poco, sin equipaje ni horarios, reposando las vivencias y todo lo visto, oído y saboreado. Quizá algún día rebrote todo ello en forma de canción. Ojalá...

See you, Irish friends, cheers!




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